Inciden en la necesidad de la presencia durante el proceso de limpieza, de los cuatro elementos del Círculo de Sinner: producto de limpieza, energía mecánica, temperatura y tiempo.
La elección del detergente más adecuado depende de diversos aspectos tales como la solubilidad del agua, la capacidad de hidratación de la suciedad o el poder secuestrante.
La energía mecánica en los procesos de limpieza se refiere a caudales, velocidad y presión de flujo. Si se están limpiando tuberías, “se deben considerar el caudal y la velocidad de flujo” y “en el caso de los procesos de limpieza, es necesario crear un flujo turbulento en el sistema”.
La temperatura afecta tanto a la viscosidad como a la velocidad de reacción y en palabras más claras, “un aumento de 10 ºC duplica la capacidad de reacción química del detergente”.
Todos los procesos físico-químicos de disolver/dispersar depósitos de suciedad dependen de factores de tiempo.
Si se analiza desde el punto de vista de la eficiencia química del detergente, la suciedad se elimina capa por capa, por lo tanto, es necesario un cierto tiempo de contacto, antes de poder eliminar la última capa de suciedad.
Para una limpieza eficaz, los cuatro elementos del círculo deben estar presentes en mayor o menor medida.
Si se elimina totalmente uno de ellos, no se consigue una limpieza adecuada.
No obstante, también hay que tener en cuenta otros factores como el diseño higiénico o la cobertura: “si las disoluciones de limpieza no acceden de manera adecuada a todas las superficies a (por) limpiar, no conseguiremos una limpieza completa".
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