Las infecciones asociadas a la atención de salud, también denominadas infecciones nosocomiales o intrahospitalarias, se definen como:
una infección que afecta a un paciente durante el proceso de atención en un hospital u otra instalación de atención de salud que no estuviera presente o incubándose en el momento del ingreso. Incluye también las infecciones que se adquieren en el hospital pero que aparecen después del alta y las infecciones ocupacionales entre el personal del centro. (OMS y CCSS, 2014).
Por tanto, son aquellas enfermedades adquiridas en el establecimiento de salud y causadas por microorganismos reconocibles a través de manifestaciones clínicas y confirmación microbiológica. Pueden ocurrir durante la estancia hospitalaria o hasta 72 horas después del egreso del paciente, dependiendo del tiempo de hospitalización y período de incubación de la enfermedad. En caso de prótesis se pueden presentar hasta 12 meses después.
También se consideran infecciones intrahospitalarias, las adquiridas por las personas trabajadoras del centro de salud como consecuencia del contagio con pacientes o con los residuos infectocontagiosos generados en el centro.
Las infecciones intrahospitalarias tienen un efecto económico importante para los sistemas de salud porque significan:
- Más días de internamiento de personas pacientes y de trabajadoras.
- Incapacidades de personas trabajadoras.
- Más costos por tratamientos médicos, incluyendo medicamentos.
- Eventuales costos de traslados de personas hacia otros centros de salud para atención especializada.
- Gastos en control de brotes y desinfección.
- En el caso de centros de atención a la salud privados, puede significar un daño a la imagen, con la consecuente pérdida de clientela o personas usuarias.