Es una técnica para mejorar el método de trabajo con el propósito de hacerlo más productivo y consiste en un análisis detallado de todas las actividades de un proceso, separando e identificando aquellas que, al ejecutarlas, cambian en forma intencional lo que se realiza.
Se trata de separar aquellas actividades que agregan valor de las actividades que no agregan valor, partiendo del concepto de que las actividades que agregan valor son las que causan transformación en las cosas.
Entre las actividades que agregan valor están: corte de tela o tendido de la prenda sobre la mesa de trabajo para su modificación.
Algunos ejemplos acerca de actividades que no agregan valor son: los traslados de personas o materiales, inspecciones o verificaciones de características de calidad o cantidad, las demoras que se originan por mala calidad y la falta de capacidad o mal balance de líneas de producción.
La metodología de trabajo utilizada en esta técnica, consiste en estudiar cada una de las actividades de los procesos en estudio y clasificar las que agregan valor y las que no agregan, tratando de buscar un equilibro en el proceso.
