
Para Blanco y Masis (2012), se trata de eventos turísticos, comerciales y culturales que se componen de productos agrícolas con identidad territorial y que por su calidad y tradición de consumo son reconocidos a nivel nacional.
Estas actividades tienen como antecedente las ferias comunales patronales, en las que se exhiben y venden productos agrícolas, comidas, ganado y leña. Se trata de un término que se ajustó y se guio a la manera de las rutas gastronómicas europeas, las cuales se llevan a cabo durante una o dos semanas al año, generalmente durante los períodos de estacionalidad productiva y que responden a la necesidad de:
- Promocionar los productos en cosecha.
- Dinamizar los mercados locales.
- Innovar con nuevos productos agroindustriales.
- Fomentar el turismo rural hacia sus comunidades.
Aunque no existe un registro oficial sobre las ferias, se tiene conocimiento que en el país se realizan por lo menos 15 eventos de ese tipo alrededor de productos tales como: leche, queso, trucha, tilapia, flores, pejibaye, palmito, frijol, naranja, chayote, aguacate, mora, jocote, tomate, chiverre y chicharrón. Como ferias destacadas se encuentran la de la naranja, aguacate, pejibaye y queso, organizadas en las comunidades de Tabarcia de Mora, León Cortés, Tucurrique de Jiménez y Santa Cruz de Turrialba. Se caracterizan por poseer mayor trayectoria y atraer gran cantidad de visitantes. Como parte de la oferta turística destacan visitas guiadas a las plantaciones, a mariposarios, paseos a caballo o en tractor, carreras, tope y cabalgatas el disfrute de mascaradas, cimarronas, bailes típicos. En nuestro país estas actividades son novedosas porque impulsan la producción local, con identidad, promoviendo las zonas turísticamente a partir de sus productos icónicos y de temporada.