Arquitectura neoclásica
Esta se articulaba con elementos tomados de la arquitectura clásica de Grecia y Roma como los frontones curvos y rectos, las columnas de varios tipos, las cornisas y balaustradas, los arcos de medio punto, los muros almohadillados o imitando serlo y los frisos figurativos. Generalmente los inmuebles eran decorados con pinturas murales y una o varias esculturas alegóricas de igual valor.
En nuestro país pasó por dos momentos:
- Finales del siglo XIX o inicios de 1850 utilizando las técnicas tradicionales del uso de la piedra labrada y la estructura metálica, se expresa con la construcción del que fuera el Palacio Nacional y culminó con la inauguración del Teatro Nacional.
- Inicios del siglo XX hasta 1950 empleando recursos como el concreto armado y ladrillo confinado.
En ambas etapas esta arquitectura se empleó mucho en la arquitectura religiosa. Destacan inmuebles como el Sagrario y la Catedral Metropolitana de San José. El neoclásico también se usó para ofrecer elegancia a residencias y comercios del Valle Central.
Arquitectura ecléctica
Se trató de una modalidad plástica y arquitectónica orientada a emplear en su práctica diferentes fuentes históricas, fueran neoclásicas, barrocas, modernistas u orientales para lograr con las mismas una síntesis formal. En la Costa Rica del Período liberal, ese tipo de arquitectura tuvo una gran acogida entre los profesionales nacionales y extranjeros que aquí ejercían, dejando muchas manifestaciones de todo tipo en nuestros centros urbanos, desde las residenciales y educativas, religiosas e institucionales, hasta las comerciales y recreativas.
Algunos ejemplos de edificios eclécticos que sobreviven son el Teatro Variedades, Edificio de Correos, Estación al Atlántico en San José, edificio de la Escuela Normal, Correos en Heredia, iglesia de Palmares, y el edificio de Correos en Limón.