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Tradiciones

Este conjunto de prácticas y conocimientos que una generación entrega a la siguiente, están generando escenarios de oferta turística.

Ejemplos:

Mascaradas: en distintas partes del país son conocidas como mantudos o payasos. Son un legado que se ha transmitido por generaciones. Algunos de los lugares que conservan esta tradición son: Barba de Heredia, Aserrí y Escazú.

Fuente: Blog Arte y Cultura Costarricense.

En la mayor parte del país se han encargado de alegrar los turnos y las fiestas populares y continúan siendo una expresión del sentido del humor de nuestros pueblos. En ellas sobresalen personajes como el gigante, que en la época colonial representaba al gobernador, también la giganta de madera, una muñeca de rostro y apariencia española, el toro guaco, un miembro colorido, y no pueden faltar para asustar el diablo, la muerte y la cegua.

A las doce del mediodía una bombeta de doble trueno es la encargada de anunciar el comienzo de las fiestas y es el momento para que las mascaradas salgan a la calle a alegrar y asustar a la concurrencia. Suelen ser llevadas por jóvenes que van bailando y corriendo detrás de la gente para alcanzarla y lograr pegarles con el chilillo y así ponerle gusto a la actividad. (Sandy: 2004).


Óleo de José Alejandro Herrera Mora. Fuente: artelista.com

Cimarronas: son bandas pequeñas formadas por músicos con integrantes mayores y jóvenes, pertenecientes a bandas de la localidad o músicos que tocan de guataca o memoria. Entre todos interpretan música tradicional, muy alegre y bulliciosa, el repertorio de la gran mayoría incluye temas nacionales. Los instrumentos son de viento y percusión. Suelen amenizar distintos eventos que van desde casamientos, cumpleaños, turnos, corridas de toros, fiestas patronales y cívicas.

Para fortalecer y promocionar turísticamente las mascaradas y cimarronas, se debe generar una oferta que incluya los lugares top y en los que se puedan ofrecer charlas y talleres que instruyan al turista sobre los orígenes, las técnicas y materiales tradicionales en la confección de las mascaradas, así como la posibilidad de practicar con los instrumentos musicales de la cimarrona. De esta manera todas las personas y grupos involucrados verían su oficio más visibilizado a nivel cultural junto a un incentivo económico complementario a sus ingresos fijos.

El boyero y la carreta con bueyes. Imagen de pinterest.com

El Boyeo y la carreta costarricense. Esta tradición ha sido y es una herencia familiar, un saber hacer y conocimiento especializado de un oficio vivo y valioso para algunas familias de distintas partes del país. Representa una manifestación tradicional ligada al trabajo agrícola campesino de todo el país.

De acuerdo con Dobles, Murillo y Chang (2008) el siglo XIX fue la época dorada de las carretas, yuntas y boyeros, y a pesar del avance del tiempo y los cambios en los medios de transporte, la fuerza y relevancia del paso dado en la historia del país, hacen que la vigencia económica y especialmente simbólica de la tradición del boyeo y la carreta, continúe reproduciéndose en el presente.

Actualmente existen pocos lugares y talleres que se dedican a la producción y reparación de carretas. Algunas de estas localidades son: Sarchí, San Ramón de Alajuela, Aserrí, Puriscal, Desamparados y Jaris de Mora. En su fabricación se utilizan diferentes maderas, herramientas y técnicas constructivas. Está compuesta de varias partes como el timón, la base, los costados del cajón, el sobrecajón, la rueda y el aro. Las carretas poseen diferentes tamaños y tipos, según la topografía y función pueden utilizarse para acarrear caña, café, coyol, leña, madera y arena. De acuerdo con su forma las carretas pueden ser típica, criolla guanacasteca, cartaga, cureña, carretón, vagón, carretillo y chingo o chinga.

En el año 2005 la tradición del Boyeo y la carreta en Costa Rica fue proclamada por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

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