El viaje a través del Atlántico llevado a cabo por Colón el 03 de agosto de 1492 se le concretó mediante la acción de los Reyes Católicos, los cuales habían logrado unificar España al expulsar a los árabes de Granada. A esta ciudad llegó Colón a presentar su proyecto a la Reina Isabel, el cual fue firmado allí mismo y es conocido como Capitulaciones de Santa Fe, en el cual Colón participa como socio comercial, invirtiendo el 10% y fijándose para sí mismo el 20% de los territorios descubiertos, también se le otorgan los títulos de Virrey, y almirante de la Mar Océano, y el título de nobleza: Don, que llevaría él y sus descendientes. La labor de Colón no fue una aventura, sino una auténtica empresa comercial en la que participaban hombres de dinero como los hermanos Martín Alonso y Vicente Yáñez Pinzón, y Luis Santángel, judío converso y tesorero del reino de Aragón.
De acuerdo con Guerra (1997), el territorio equivocadamente encontrado por Cristóbal Colón en su trayecto al Occidente careció de su propio apelativo, pues el almirante murió convencido de que había llegado al tan ansiado oriente. Cuando los castellanos se dieron cuenta del error, lo bautizaron como Indias Occidentales, nombre que caería en desuso hacia el siglo XVIII ante el más sonoro de América. Esta palabra había sido sugerida en 1507 por un cosmógrafo alemán en honor de Americo Vespuccio. Finalmente, América terminó siendo el nombre predominante del también llamado Nuevo Mundo, cuya existencia como Continente independiente pudo ser comprobada de manera indiscutible en 1741, cuando el explorador danés Vitus Bering recorrió el estrecho que lleva su apellido.

El 03 de agosto de 1492 Colon zarpa del puerto de palos, en tres carabelas: La Niña (capitaneada por Vicente Yáñez Pinzón), La Pinta (regida por Martín Alonzo Yáñez Pinzón) y La Santa María, con Cristóbal Colón. La expedición parte con una tripulación total de 120 hombres y víveres para tres meses. Navegan por varias semanas y al no vislumbrar tierra firme, la tripulación entra en miedo, y se rebela intentando regresar a España.

La esperanza de encontrar tierra y nuevas fronteras aparece la mañana del 12 de octubre de 1492, después casi 3 meses de navegación. Sería un marino de La Pinta el que grita: ¡Tierra! Las carabelas llegaron a la isla Guanahani, a la que Colón bautiza como San Salvador; y creyendo en su teoría inicial de poder llegar a la India, nombra Indias Orientales a todas las islas encontradas al paso: Santa María de la Concepción (Cayo Rum), Fernandina o Juana (Cuba), y La Española (Haití y Santo Domingo).
Durante 1492 – 1519 se creó una base firme en estas Islas del Caribe, con el objetivo de futuras incursiones en el Continente que suponían ser la India, y teniendo como común denominador para estos primeros recorridos la búsqueda de un paso para llegar, de forma más rápida y barata que la tradicional, al Oriente y sus codiciados productos: especias, marfil, perfumes, seda, materias tintóreas y metales preciosos. A partir de 1509 los primeros pequeños establecimientos fundados en la masa continental se crearon en la costa de Coro en Venezuela y Darién, en Panamá. Vasco Núñez de Balboa cruzó tres años después el istmo de Panamá y llegó al Océano Pacífico, el cual llamó la Mar del Sur. En 1494 se firmó el Tratado de Tordesillas que implicó el primer reparto del mundo entre España y Portugal. La fase se cierra con el hallazgo realizado por Fernando de Magallanes del estrecho que lleva su nombre, y permite el esperado paso al Oriente, aunque este hecho ocurriría cuando ya los españoles se habían topado con las deslumbrantes culturas de Mesoamérica, haciendo atractiva la conquista del Continente y desestimando la travesía al Oriente. Guerra (1997).
Contexto de la conquista:
Fue en su cuarto y último viaje, cuando exploraba las costas centroamericanas que llegó a la región llamada La Veragua, situada entre el Cabo de Gracias a Dios en Honduras y el Golfo del Darién, en Panamá. Para setiembre de 1502, los navíos de Colón anclaron frente a la islita Quiribrí; como la isla era frondosísima, llena de árboles de diversas especies, el Almirante la llamó la Huerta. A su arribo a Cariay, actual puerto Limón, fueron recibidos de forma amistosa por la étnia Tariaca, residente de la región. Teniendo frente así la exuberante naturaleza caribeña y quedando asombrado por los ornamentos de oro que exhibían los indígenas, Colón imaginó que estaba no sólo en presencia de los súbditos del Gran Khan de China, sino que tenía en frente las tierras más ricas que europeo alguno hubiese visto jamás. Tanta fue la impresión del Almirante, que llamó a esa tierra como “la costa rica de veragua”, siendo ese el origen del nombre de la actual República de Costa Rica. Arias (2007).

En el siglo XVI, el nivel de desarrollo sociopolítico que existía era el de Cacicazgos, cuyos nombres fueron designados y vinculados de acuerdo con los lugares y sus caciques, quedando así registrado en los documentos de los siglos XVI y XVII como: Aserrí, Boruca, Coto, Garabito, Currirabá, Guarco, Pacaca, Pococí, Quepo, Suerre, Talamanca, Tariaca, Nicoya y Votos, donde cada cacicazgo estaba compuesto por varios pueblos. También se postulan como posibles cacicazgos los de Cange, Chomes, Churuteca, Corobicí, Orotina y Zapandí. Ibarra (1998).
Para 1502, con la llegada de los españoles al territorio costarricense, se inició el proceso de sometimiento de los pueblos indígenas por parte del grupo conquistador. El desarrollo histórico de la humanidad ha estado determinado por la constante lucha por la sobrevivencia, de ahí la búsqueda del dominio sobre la naturaleza, y, sobre todo el deseo de dominación que las sociedades más fuertes quieren imponer a las más débiles. Una de las palabras que mejor resume este comportamiento social es el de conquista, la cual se define como el mecanismo de explotación que requiere de superioridad militar y sumisión para obtener una serie de beneficios a expensas de los pueblos a los que les resulta compleja la defensa. Además, dentro de la estrategia de conquista y posterior colonización, la fundación y consolidación de poblados suponían el establecimiento de puntos de afianzamiento a partir de los cuales luego podía ampliarse la dominación a otras áreas cercanas. Viales (2002).