Disminuir el consumo de agua para generar menos aguas residuales.
Dar tratamiento con gestores a los residuos peligrosos (químicos, fármacos, entre otros) y no depositar en el sistema de tratamiento de aguas residuales.
Utilizar productos de limpieza biodegradables.
Evitar o disminuir el uso de productos con ingredientes que puedan ser tóxicos para los microorganismos de los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
Reutilizar el agua después de ser tratada, según la reglamentación vigente.
Cumplir con el tratamiento y parámetros de calidad del agua de salida previo a que se añada a otro sistema de tratamiento o espacio natural.
Evitar que residuos, como grasas o papeles se depositen en el agua residual.
Revisar y dar mantenimiento continuo a los sistemas de tratamiento de agua residual.