4. Las generaciones actuales 


La autora Chen Apuy (1992) cita que muchas familias de origen chino pueden contar ya al menos cuatro o cinco generaciones. 

En muchos casos los apellidos chinos han desaparecido por los matrimonios con costarricenses no chinos, en otros, por motivo del cambio de apellidos o la españolización de los nombres chinos; por eso es difícil reconocer quiénes tienen antepasados chinos. 

Apellidos como Sánchez, Sancho, Sanchún, Quirós, López, Soto, Salazar, Castro, León, Rupuy, hacen difícil la identificación de personas de origen chino, esto en razón de que en muchos casos, los inmigrantes, que venían sin su familia, tenían hijos con mujeres costarricenses y eran inscritos o bautizados con el apellido materno. Así, puede decirse que hay más sangre china en la población costarricense de lo que puede sospecharse.

Dentro de los muchos descendientes de la etnia china costarricense que desde sus trincheras han aportado al crecimiento económico, cultural, científico, médico y académico de Costa Rica, dentro de los muchos exponentes, destaca la labor de la señora Hilda Chen  Apuy Espinoza, puntarenense nacida el 23 de enero de 1923 e hija de un inmigrante chino que adoptó a Costa Rica como su nueva patria y de madre costarricense de sangre mestiza. Doña Hilda es una de las máximas exponentes intelectuales y precursora en la investigación, conocimiento y estudio de las culturas orientales, con aportes significativos en la valoración de lo pluriétnico y lo multicultural. Ha sido Premio MAGÓN de la cultura nacional del año 2003 y un bastión en la difusión y desarrollo de las relaciones interculturales, dando a conocer en nuestro contexto la herencia real y simbólica de esas culturas. Hoy, los hijos de chinos van a las escuelas locales, se convierten en  profesionales de todas las disciplinas, son católicos y se sienten costarricenses; sin embargo, siempre existe el sentimiento de pertenencia a una minoría étnica diferente, incluso en casos en que los apellidos no lo indiquen (Chou: 2002).