1.3 Higiene

Es una actividad importante dentro del cuido de las personas con diabetes, ya que constituye una estrategia para minimizar el riesgo de infecciones recurrentes, o que puedan desencadenar en la amputación de alguno de estos miembros. Para esta actividad se deben considerar al menos tres aspectos: los materiales, la fase del lavado, y la fase del secado. En cuanto a los materiales, en primer lugar se debe considerar que el agua sea potable y preferiblemente tibia, ya que el agua caliente puede causar quemaduras a la persona y suavizar mucho la piel. En cuanto al jabón, se debe utilizar un jabón neutro y preferiblemente humectante para evitar la resequedad de la piel, así como  una dermatitis (inflamación de la piel), ocasionada por algún componente químico del jabón. Éste puede ser líquido para evitar el contacto con microorganismos que se reproducen en la superficie del jabón en barra. 

En cuanto a la fase de lavado, ésta se debe realizar en lugares libres de objetos punzocortantes o en superficies muy ásperas. Se recomienda realizarlo sobre superficies lisas con poca porosidad y que sean fáciles de limpiar. Este procedimiento debe durar un tiempo máximo de cinco minutos, dado que si la piel del diabético permanece mucho tiempo en contacto con el agua, se puede suavizar a tal punto de causar agrietamientos o úlceras.  

El lavado debe hacerse todos los días, posterior a la exploración diaria, aplicando el jabón de arriba hacia abajo, arrastrando la suciedad de las piernas hacia los pies y en forma circular para favorecer la circulación. Posteriormente se debe retirar el jabón con el agua tibia, siguiendo la misma dirección, mediante la cual se le aplicó el jabón para favorecer el arrastre de microorganismos. 

Esto es un aspecto importante desde el punto de vista aséptico, ya que los pies por lo general, están más sucios que las piernas y se debe evitar el arrastre de microorganismos de una zona sucia a una más limpia. 

Finalmente el secado debe hacerse de preferencia utilizando toallas de tela suaves, que no generen ningún tipo de fricción, o también se puede sustituir por toallas desechables y absorbentes.  La forma de secado no es friccionando, sino más bien entrapando el agua y se debe hacer en la misma dirección en la cual se aplicó el jabón para evitar el arrastre de microrganismos. Un aspecto importante, es secar muy bien el espacio entre los dedos para evitar la proliferación de infecciones en la piel y en las uñas.