Tradiciones y costumbres del país

Sitio: Centro Virtual de Diseño y Desarrollo - INA-PIDTE
Curso: Material de apoyo - Turismo Cultural de Costa Rica
Libro: Tradiciones y costumbres del país
Imprimido por: Invitado
Día: martes, 7 de mayo de 2024, 05:10

Descripción

Tradiciones y costumbres del país

1. Tradiciones y costumbres del país

Todos nuestros pueblos se caracterizan, algunos más que otros, por mantener una sólida estructura organizativa en cuanto a preparativos y realización de sus tradiciones, costumbres y fiestas religiosas, heredadas de los antepasados y transmitidas de una generación a otra, por medio de la oralidad.

Algunas tradiciones y costumbres costarricenses actuales son:

La elaboración del portal y el ‘Rezo del Niño’: es una tradición que data del siglo XVIII, según la historiadora Carmela Velásquez, (La Nación: 07/01/04). Velásquez comenta que durante los meses de enero y febrero se realizan los rezos al Niño, en los cuales no puede faltar un reconocido rezador y familias complaciendo al Niño, pidiendo bendiciones para la casa, rezando avemarías y cantando villancicos. La tradición señala que el rezo al Niño Jesús puede aplazarse pero no omitirse; también dice que los rosarios deben hacerse antes del 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria. Al final del rosario, no pueden faltar el café bien caliente, el aguadulce, el rompope, la horchata, el bizcocho, el tamal asado, el pan casero, algunas veces guaro, músicos e incluso juego de pólvora.



2. La monta de toros:


 Es una tradición que forma parte de la herencia colonial y de la influencia de los trabajadores de Chontales, Nicaragua, quienes fueron traídos al país durante esa época. El señor Jorge González, conocido como ‘Cañero’, comenta que “por esas épocas no había corrales, ni barreras para reunir el ganado, los jinetes corrían en un círculo alrededor del hato y así los mantenían juntos. Si un toro se desprendía, quien lo lazaba tenía el derecho a montarlo y, si no lo botaba, recibía el animal como regalo, es entonces como esta práctica generó competencia entre los peones de cada finca, para demostrar quién era capaz de permanecer en el lomo de un toro bravo. Así las cosas, la fama de los animales era conocida en otras haciendas lo que hacía surgir la rivalidad entre sus peones y la necesidad  de medir sus fuerzas en un campo neutral, trasladándose a los pueblos y creándose las primeras barreras o redondeles, hechas con vara de montaña” (La Nación: 04/01/2004).


3. La tradición de los ‘turnos

Se remonta a la época colonial y está íntimamente ligada a la fe católica, a la necesidad económica y a un sentimiento de solidaridad comunal. La palabra ‘turno’ se originó cuando los devotos de cada pueblo se organizaban para recolectar dinero, por lo que decían “voy a mi turno”, y luego, al entregar cuentas, “entregué mi turno”. Podemos indicar, entonces, que el turno se efectuaba con varios fines: en beneficio de la comunidad o por obras caritativas, es decir, en auxilio de los pobres y enfermos; para la celebración de funciones religiosas como compra de imágenes, y para la reparación de templos, entre otras (Sandy: 2004).

4. La cimarrona:

Cumple un papel de suma importancia, fundamentalmente, en las celebraciones populares. Se trata de conjuntos formados por músicos, la mayoría mayores de edad, músicos de bandas de la localidad, o bien músicos que tocan de guataca o de memoria, quienes se unen para amenizar casamientos, turnos, rezos del niño, despedidas, corridas de toros, fiestas patronales o cívicas y otras actividades sociales de los pueblos. El repertorio de la gran mayoría de cimarronas incluye temas provenientes de todo el país (Sandy: 2004).

5. Las mascaradas

Son también conocidas como mantudos o payasos en algunas zonas del país, y es una tradición popular que se ha conservado a través de los años. Las mascaradas alegran los turnos y las fiestas populares en el país y continúan siendo una expresión del sentido del humor de nuestros pueblos. De ellas sobresalen: el gigante, que en la época de la colonia representaba al gobernador; también la giganta de madera o muñeca de facciones y apariencia española. No pueden faltar el diablo, que con sus travesuras, es el tormento de los niños y niñas, al igual que la muerte, que sobresale por sus fechorías, y el toro guaco, otro miembro colorido, además de la cegua. A las doce del medio día, una bombeta de doble trueno es la encargada de anunciar el comienzo de las fiestas y es el momento para que las mascaradas salgan a la calle a alegrar y asustar a la concurrencia. Generalmente son llevadas por jóvenes, quienes van bailando y corriendo detrás de las personas, para alcanzarles y lograr pegarles con el chilillo y así ponerle gusto a la actividad (Sandy: 2004).


6. La junta y la chichada 


Son tradiciones y a la vez formas de intercambio de trabajo comunal, entre las poblaciones Bribris y Cabécares, que hacen durante labores agrícolas como “voltear” montaña y cortar un tacotal, las cuales requieren de mucha mano de obra, por lo cual se invita a colaborar a amistades y familiares. Desde tempranas horas de la mañana, los hombres de la comunidad llegan hasta la casa de quien convocó la junta y les ofrece desayuno y chicha para que obtengan energía, a la vez para que afilen los machetes. Mientras se realiza el trabajo, las mujeres reparten la chicha y al final de la faena regresan a la casa, donde nuevamente se reparte chicha en abundancia, lo mismo que comida. Se finaliza la actividad con un baile de toda la noche, donde todas las personas participan y se afirman los lazos de unión en la comunidad. La chichada sigue siendo una buena muestra de sociabilidad y solidaridad, así como la mejor ocasión para compartir, expresada por los pueblos indígenas de Costa Rica.


7. Baile del sorbón:

 De acuerdo con los ancianos indígenas, en tiempos pasados era un baile guerrero, cuyos cantos describían las hazañas bélicas de las tribus. Su forma de bailarlo (fuertemente unidos entre sí) simboliza la estructura social de la comunidad vigorosamente consolidada y unida para hacerle frente a las adversidades bélicas, económicas y sociales. El sorbón fue y sigue siendo una danza comunitaria en la cual, en igualdad de condiciones, participa tanto el hombre como la mujer, inclusive ésta por su actitud de apoyo representa muy bien una realidad social común entre los indígenas: la ayuda constante de la mujer hacia el hombre. De acuerdo con Acevedo (1983), antiguamente y según parece, todavía en algunas partes de Talamanca el sorbón es acompañado por un número determinado de tambores. El sorbón es sinónimo de canto y danza, ambas cosas están íntimamente ligadas. El sorbón se baila en las chichadas y en ocasiones diversas como matrimonios, al terminar el entechado de un rancho y al recoger la cosecha.

8. Tradición del baile de los diablitos

8. El baile de los diablitos: esta tradición de la población indígena Boruca se remonta a los tiempos de la colonia y significa la lucha a muerte contra la cultura española que invade los territorios indígenas. Aparecen en este baile dos personajes centrales: el toro que representa al español  y los diablos que representan a los indígenas; estos últimos tienen su propia organización jerárquica, ya que hay diablos mayores y menores (éstos están vestidos de mujeres).

Los diablos mayores van a ser los responsables en lo que respecta al orden y la disciplina. La vestimenta usada en la danza es muy sencilla: se usa un saco de guangoche a manera de bata y máscara de madera de balsa o de cedro. Generalmente, los diablos son quienes van a fabricar las máscaras por usar y algunos las adornan con tintes naturales. El toro tiene la cabeza tallada en madera de cedro, con ojos de vidrio y una cachera real de toro. La fiesta dura tres días: inicia el 30 de diciembre y finaliza el 2 de enero (Solano: 2002).

  

9. El boyeo y la carreta


Se trata de tradiciones muy importantes que gracias a los esfuerzos de profesionales en Antropología y entidades como el Centro de Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, hacen la postulación y candidatura ante la UNESCO y en el año 2005, se obtiene la declaratoria de Patrimonio intangible de la humanidad porque el boyeo y la carreta van ligadas a la vida del trabajo agrícola campesino de todo el país. Se trata de una herencia familiar, de una especialización en un quehacer y de una transmisión de conocimiento plasmado en los distintos estilos y técnicas. En el boyeo y la carreta se destaca la transmisión del aprendizaje mediante la observación y la tradición oral del saber hacer de un oficio que se mantiene como una preciada herencia familiar.